90 años de Gabo: “La muerte no llega con la vejez sino con el olvido”

“El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”
(Cien años de soledad)

DesInformémonos

Gabriel José de la Concordia García Márquez, también conocido como Gabo, fue un periodista, escritor, guionista, editor y cronista colombiano. Uno de los principales referentes del Realismo Mágico y uno de los escritores más destacados del Boom Latinoamericano.

Gabo nació en Aracataca, Magdalena, del matrimonio entre Luisa Santiaga Márquez y Gabriel Eligio García. En 1929 sus padres lo dejaron al cuidado de los abuelos maternos en Barranquilla mientras probaban suerte con un negocio farmacéutico en Sucre.

Sus abuelos fueron el coronel Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán Cotes, dos personas de gran influencia en la vida y obra del autor. Al respecto, García Márquez afirmó que esta relación “Fue el cordón umbilical con la historia y la realidad”. El coronel Nicolás Márquez fue un liberal que participó en la Guerra de los mil días y nunca ocultó los trágicos hechos de la Masacre de las bananeras ocurrida en 1928 cuando el Ejército colombiano asesinó a miles de trabajadores en Ciénaga. Su abuela fue su primera influencia literaria y la describió siempre como una mujer imaginativa y supersticiosa. Ambos inspiraron los personajes de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán en Cien años de soledad.

García Márquez comenzó a estudiar Derecho en 1947 en la Universidad Nacional. Pero los hechos del 9 de abril de 1948, cuando fue asesinado el líder popular Jorge Eliécer Gaitán, significaron que  el claustro educativo fuera cerrado y que la pensión del futuro escritor fuera destruida. Este hecho cambió el rumbo de Gabo, quien en 1950 decidió retirarse de la Universidad y trabajar como periodista en el periódico El Universal de Cartagena. Posteriormente se trasladó a Barranquilla y fue reportero de El Heraldo. También laboró en el periódico El Espectador.

En 1958 se casó con Mercedes Barcha quien sería su compañera hasta el día de su muerte. En 1961 se instaló con su esposa e hijo mayor en Nueva York y realizó trabajos para la agencia de noticias cubana Prensa Latina. Los reportajes y su defensa de la Revolución cubana lo colocaron en la mira de la CIA y de los grupos de disidentes cubanos quienes lo amenazaron y criticaron por su labor.

Años más tarde de vivir se instaló en México D.F y junto a varios intelectuales de izquierda fundó la Revista Alternativa, la cual duró hasta 1980. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura por su obra Cien años de soledad (1967); la novela que le dio el reconocimiento mundial y que fue traducida a más de 40 idiomas. Además fue reconocida como una de las cien obras más importantes en lengua española y como uno de las 100 obras más importantes de la literatura del siglo XX.

En 1994 fue uno de los creadores de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI- y fue su Presidente hasta el 2014. El propósito de la fundación hasta la actualidad es formar a jóvenes periodistas y estimular otras formas de ejercer la labor periodística.

El escritor tuvo gran amistad con líderes de la talla de Fidel Castro, existiendo respeto y reconocimiento mutuo. Siempre asumió posturas críticas y comprometidas con la paz y los sectores de izquierda. Esto le significó el exilio y lo obligó a abandonar Colombia en 1981 debido a las amenazas y acusaciones del entonces presidente Julio César Turbay Ayala, quien lo señaló de financiar al grupo insurgente M-19.

“Yo me considero el mejor amigo de mis amigos, y creo que ninguno de ellos me quiere tanto como yo quiero al amigo que quiero menos”.

Durante sus últimos años estuvo atento a colaborar en la búsqueda de la superación del conflicto armado y social que vive Colombia. Gabo murió el 17 de abril de 2014, víctima de un cáncer linfático que le fue diagnosticado en 1999. Para la posteridad dejó cuentos, relatos, guiones que fueron llevados al cine, ensayos e infinidad de obras maestras que se mantienen en la memoria de la literatura universal.

“Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”.

Foto: Carlos Duque

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