Informe “El progreso puede matar” muestra al pueblo guaraní kaiowá como el más afectado por suicidios en el mundo
Servindi, 8 de enero, 2016.- Un reporte publicado por la organización Survival International reveló que los mecanismos usados por los gobiernos para incentivar al progreso y desarrollo a las comunidades indígenas en el mundo no están funcionando adecuadamente.
Un ejemplo es elevada tasa de suicidios mostrada en el estudio “El progreso puede matar” que pone en un preocupante primer lugar al pueblo nativo Guaraní Kaiowá, ubicado al sur de Brasil.
El texto refiere que esta etnia tiene un índice de suicidios 34 veces más en relación al promedio nacional en Brasil; y es estadísticamente el más alto a nivel mundial.
El documento también menciona que existen otros grupos de aborígenes afectados por este trastorno en Australia y en Alaska, al norte de Estados Unidos.
Según Survival, estos escenarios se deben al “inevitable resultado del histórico y continuo robo de sus tierras y del ‘desarrollo’ al que son forzados a seguir”.
Trastornos
Por otro lado, el informe menciona el crecimiento de otros problemas relacionados con la salud como son el alcoholismo, la obesidad, la depresión, la desnutrición y entre otros.
Por ejemplo, se menciona el crecimiento de infecciones por VIH/Sida en Papúa Occidental, en Oceanía, ya que en el año 2000 no se presentaba ningún caso, sin embargo para el 2015 se contabilizaron más de 10 mil personas contagiadas.
La tasa de mortalidad infantil entre aborígenes de Australia resulta ser el doble que en la sociedad australiana en general.
El problema de la desnutrición es evidente entre los niños guaraníes de Brasil quienes se ven obligados en las carreteras; mientras que los nativos americanos aquejan de sobrepeso y obesidad ya que no tienen una opción diferente que no sea la comida chatarra.
Críticas
Las estadísticas mostradas por Survival concluyeron que las consecuencias de forzar a las sociedades tribales a alcanzar un supuesto “progreso” y “desarrollo” están haciendo que los indígenas se alejen de sus alimentos sostenibles y se acerquen más a la pobreza y marginación.
Para ilustrar el penoso escenario, el colectivo internacional recogió las declaraciones de Roy Sesana, un indígena bosquimano de Bostwana que cuestionó el modelo al impuesto al momento que era despojado de su territorio en 2002:
“¿Qué tipo de desarrollo es este que hace llevar a las personas vidas más cortas que antes? Ellos se enferman de VIH, nuestros niños son golpeados en las escuelas y ya no quieren ir. Otros comienzan a prostituirse. No está permitido cazar. Se pelean cuando están aburridos y se emborrachan. Están empezando a suicidarse. Nunca vimos esto antes, ¿esto es desarrollo?”.
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Foto: João Ripper/Survival