Em Crónicas de la Tierra sin Mal
El antropólogo estadounidense Bruce Mannheim estudio durante años la lengua y llegó a la conclusión que esta lengua está enfocado en el prójimo, a diferencia del castellano, que tiene un tinte egocéntrico.
Según Mannheim si se le pide a un quechua-hablante y a un español que describan dos objetos que están contiguos, sus visiones serán completamente diferentes.
Es decir, si en una mesa se pone un celular y en la parte superior de éste, pero no sobre él, se sitúa un bolígrafo, la persona que habla español dirá que “el bolígrafo está sobre el celular”, sin embargo el quechua-hablante explicará que en la cabecera del dispositivo hay un objeto.
Estos podrían ser otro de los ejemplos de lo afectivo que es la lengua Quechua:
El tajante “hola” como saludo en Español no existe en el Quechua, sino el “Allillanchu” (¿estás bien?) que si denota interés por el estado del otro, esto refleja la naturaleza afectiva del Quechua y así también del hombre andino.
Lo mismo podemos decir de las despedidas:
“Adiós o chau”, parecen no existir en Quechua sino un “tinkunanchiskama” (hasta que nos volvamos a ver), que denota el deseo de volver a encontrarse en un futuro con la otra persona.
Hay que agregar a eso que el quechua es una lengua basada en la milenaria filosofía andina del ayni (ayuda mutua, cooperación). Por eso para entender esa filosofía y entender a la cultura andina hay que aprender quechua, que es sin duda una lengua única y muy dulce.
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*Bruce Mannheim además de antropólogo es lingüista y es uno de los pocos estadounidenses que domina a la perfección el quechua, además habla español, inglés y francés.
Fuente: www.opinion.com.bo
Revista Matices – 22 de Diciembre de 2.016
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Enviada para Combate Racismo Ambiental por Lara Schneider.
¿El único idioma “centrado en el otro”?
1) Dice el antropólogo: “El frívolo “hola” como saludo en Español no existe en el Quechua, sino el “Allillanchu” (¿estás bien?) que sí denota interés por el estado del otro, esto refleja la naturaleza afectiva del Quechua y así también del hombre andino.”
Veamos: En Español hay el “hola” -que no es frívolo-, que usualmente va unido al “¿cómo estás”. Es decir, también hay el “interés por el estado del otro”. ¿O no?
2) Dice el antropólogo: “Adiós o chau”, parecen no existir en Quechua sino un “tinkunanchiskama” (hasta que nos volvamos a ver), que denota el deseo de volver a encontrarse en un futuro con la otra persona.
Veamos: En Español hay el “adiós” y el “chau”, pero también el “Nos vemos” y el “Hasta pronto” que, obvio, “denotan el deseo de volver a encontrarse”. ¿O no?
Ergo: No hay, señor, un idioma único “centrado en el otro”. Todos “se centran” en el uno y en el otro, porque precisamente sirven para esto: para comunicarnos (hacer comunidad de ideas, de sentimientos, etc.); no hay idiomas “egoístas” unos, y “solidarios” otros. Todos sirven para lo mismo: tienen, digamos, voluntad comunitaria. Más objetividad, señor antropólogo, más objetividad. No es bueno falsear la realidad solo por querer ser complacientes. 🙂