Las ideologías racistas y xenófobas basadas en el nacionalismo se combinan regularmente con el descontento económico y la creación de miedos acerca de la seguridad nacional y para violar los derechos humanos de los extranjeros, los pueblos indígenas y las minorías, expresó la relatora especial de la ONU sobre racismo
Noticias ONU / Servindi
En un informe al Consejo de Derechos Humanos, Tendayi Achiume instó a “prestar atención a las formas calculadas y oportunistas en que muchos líderes políticos y partidos continúan explotando el descontento económico y las ansiedades de seguridad nacional de sus poblaciones”.
Achiume aplaudió a algunos Estados “valientes” y otros actores dentro del sistema de las Naciones Unidas que han condenado públicamente la xenofobia.
“Sin embargo, en la mayoría de los casos de nacionalismo étnico, la xenofobia y el racismo, incluso en los niveles más altos del poder político, demasiados Estados permanecen en silencio”, dijo, agregando que este silencio “equivale a complicidad”.
La experta instó a todos los Estados y organismos regionales multilaterales a tomar posiciones públicas, coherentes y firmes contra este tipo de incidentes.
Además, aseguró que los países han utilizado durante mucho tiempo el acceso a la ciudadanía y el estatuto migratorio como una herramienta discriminatoria contra los grupos marginados, promoviendo la intolerancia generalizada hacia ellos.
“La apatridia, por ejemplo, es a menudo el resultado de leyes, políticas y prácticas discriminatorias de larga data que han llevado a la exclusión de personas que se consideran extranjeras, incluso cuando han permanecido en esos países por generaciones”, dijo el experto.
La relatora resaltó que además estas restricciones también suelen tener una dimensión de género ya que, en varios países, las mujeres no pueden transferir su nacionalidad a sus hijos o cónyuge no nacional.
El informe de Achiume destacó también que los Estados continúan utilizando leyes de seguridad nacional y antiterrorismo para despojar a personas de su ciudadanía y que en términos prácticos esta medida afecta desproporcionadamente a las minorías raciales y religiosas.
Además, existe una relación directa entre el aumento de la desigualdad económica de los migrantes y el aumento de los partidos xenófobos y populistas.
“La marginación económica resultante de grandes sectores de la población nacional continúa facilitando el uso tóxico de chivos expiatorios, en el que los migrantes, refugiados y otros no nacionales son los culpables de los fracasos económicos de los gobiernos y el orden neoliberal global”, dijo.
“Para empeorar las cosas, los líderes políticos oportunistas y los grupos extremistas continúan utilizando los temores económicos para justificar el castigo de las restricciones a los derechos humanos de los inmigrantes”, concluyó.