Xenofobia, mentiras y medias verdades

Una especie de ola xenofóbica está llegando a las riberas del Perú, cruzando todos los puertos y subiendo la cordillera

Por Rosa Moltalvo Reinoso, en NoticiasSER / Servindi

Una especie de ola xenofóbica está llegando a las riberas del Perú, cruzando todos los puertos y subiendo la cordillera. La llegada de un gran número de personas de Venezuela, que salen de su país debido a la crisis económica, política y social en la que se encuentra, ha provocado que muchas personas, incluso algunas de las que nunca mostraron ningún atisbo xenofóbico, se empiecen a pronunciar contra la masiva llegada de venezolanos y venezolanas que en algunos lugares van cambiando el paisaje, llenando su presencia de otros sonidos, sabores, y formas de relacionarse.

Las y los encontramos en todas partes, muchos y muchas en trabajos precarios, en servicios o en el comercio ambulatorio, la mayoría con un trato cordial y solícito. Sin embargo, seguramente por lo masivo, han despertado el temor de quienes, con o sin razón, empiezan a difundir su miedo o sus preocupaciones, muchas veces sin mayor argumentación o con una gran carga peyorativa, que hace temer a quienes hemos venido de otros puertos y nos hemos afincado en estas tierras, que la ola crezca y se convierta en un tsunami incontrolable.

Las redes sociales son el principal medio por el cual las mentiras o medias verdades sobre las personas extranjeras, de manera especial procedentes de Venezuela, se difunden y van tomando cada vez más cuerpo. Así, tenemos que una serie de memes mencionan que los venezolanos han venido a quitarles los empleos a los peruanos, que van a ganar más que ellos o que ya no contratan a peruanos porque los extranjeros están dispuestos a aceptar salarios miserables.

Si bien es cierto que la desesperación lleva a aceptar cualquier pago, porque todo migrante piensa en cómo sobrevivir en el país que lo acoge y en ayudar a la familia que quedó en el propio, estos memes no hacen ninguna crítica a las personas que los contratan, quienes incluso pueden aprovecharse de su necesidad y pagar lo que les venga en gana, pues no tienen cómo reclamar, no tienen derechos ni protección.

Las redes sociales son el principal medio por el cual las mentiras o medias verdades sobre las personas extranjeras, de manera especial procedentes de Venezuela, se difunden y van tomando cada vez más cuerpo.

No solo se habla de que quitan el trabajo, sino que algunos, haciendo gala de un falso nacionalismo que linda con la misoginia, llegan a señalar que las mujeres venezolanas han venido a quitarles los maridos a las peruanas, como si los hombres fueran incapaces de pensar, de decidir, de optar y fueran “víctimas” de esas “malas mujeres”. No se menciona nunca, por supuesto, los casos en los que las víctimas son extranjeras, como el de la chica venezolana a quien un hombre intentó asesinar y le lanzó acido por rechazarlo(1), convirtiéndose en una víctima más del machismo y la misoginia que parece cundir en el país.

La indignación de quienes no tienen muchos medios para informarse y que encuentran en el extranjero o la extranjera, sobre todo en el más pobre, el chivo expiatorio para todos los males en el país se acrecienta con el hecho de que los medios de comunicación colocan un titular cada vez que un venezolano está involucrado en un crimen, en un robo o una trifulca, como si fuera la primera vez que en el país se cometen crímenes o delitos y como si antes de la masiva llegada de estas personas, hubiéramos vivido en un estado de paz celestial. Pero cuando un venezolano realiza alguna acción positiva o un acto heroico, se omite la nacionalidad y se habla de extranjero -en el mejor de los casos- como sucedió hace pocos días cuando un trabajador de nacionalidad venezolana logró salvar la vida de una comensal que se había atorado en un restaurante aplicándole la maniobra de Heimlich.

Es importante reflexionar sobre estas reacciones en un país tradicionalmente acogedor y profundizar en las causas que logran provocar estos comportamientos, lo cual quizá ayude a entendernos, a conocernos más y también a cuestionarnos.

Marcha pro deportación, no más venezolanos en el Perú, cierren las fronteras, son algunos de los mensajes que circulan profusamente, el mismo tipo de mensajes que encontramos en otros lugares donde empiezan a llegar oleadas migratorias, siempre con alusiones que estigmatizan al migrante y lo hacen portador de todos los males.

Desde el latrocinio hasta el sida, pasando por la suciedad, la pobreza o la maldad, todo lo negativo socialmente es presentado como intrínseco del fenómeno migratorio. Lo paradójico es que lo mismo se ha dicho de peruanos y peruanas en otros países, incluyendo los vecinos hacia donde miles de peruanos y peruanas han emigrado, o de los migrantes de África a Europa, hacia donde se están desplazado miles y miles, buscando un futuro distinto -vivir o sobrevivir- soñando con volver a la tierra, pues ese es muchas veces el sueño de quien sale, volver a la tierra amada, al lugar donde queda la infancia, la familia, las amistades, donde están enterrados sus muertos.

Para quienes nos hemos asentado en esta tierra, estas expresiones despiertan también nuestros temores, pues cada vez es más restrictivo poder decir algo que puede sonarle a alguno como crítica al accionar o a las posiciones de peruanos y peruanas. Inés Agresott, del colectivo Madres migrantes maltratadas, menciona que les dicen “si no te gusta, lárgate para tu país” cuando denuncian las duras vivencias por las que pasan muchas mujeres extranjeras que sufren la violencia y amenazas de sus ex parejas de las que se han separado, por lo que quedan en situación irregular en el país, pues no pueden ni quieren separarse de sus hijos e hijas.

Es más doloroso escuchar estas expresiones para las mujeres que están luchando por quedarse, enfrentando situaciones tan desgarradoras como el hecho de que les arrebaten o les nieguen la posibilidad de ver a sus hijos e hijas. “Lo mismo que ustedes (las peruanas) tienen como mujeres muertas, nosotras también lo tenemos, solo que nosotras no somos nadie, somos unas NN en este país, de nosotras no se habla”, dice Inés al hablar de la lucha y sufrimiento de estas mujeres extranjeras.(2)

Entre las mentiras que empezaron a circular y que vienen de distintos sectores está el que las personas extranjeras votaríamos por miles en las próximas elecciones, lo cual constituiría un peligro, pues seríamos manipuladas o venderíamos nuestros votos al mejor postor. Se plantea además de manera muy fuerte que, por el hecho de ser extranjeras, votar es un derecho que no nos corresponde, pese a que, según la legislación peruana, solo podemos votar y ser elegidas en elecciones vecinales y no en las legislativas ni presidenciales. Es decir, tenemos derechos como vecinos y vecinas cuando tenemos como mínimo dos años de residencia continua en el país.

En la resolución N° 0161-2018-JNE, emitida el 9 de marzo del 2018, en la que se aprueba el padrón electoral definitivo, se señala que solo hay 26 personas extranjeras(3) aptas para votar. Sí, solo somos 26, de 16 países y, dicho sea de paso, solo una persona de Venezuela. Pese a que este dato fuera ampliamente difundido, dejando al descubierto lo ridículo de la tormenta que se armó, la falsa información siguió circulando y generando fuertes expresiones xenofóbicas. Una de esas me fue dirigida a mi cuando intenté, en un post en Facebook sobre el proceso electoral y la participación extranjera, explicarle la situación a un hombre desconocido y éste replicó así: “No te entendi ni mierda … ni se de nacionalidad eres, se nota cuando un pais esta mal organizado por q solo entran la cochinada de un pais … cosa contraria con estados unidos y europa … ojala todos los venezolanos q estan aqui se mueran !!!!” (sic)

Frente a tales expresiones sin argumentos y llenas de odio, que tristemente se van extendiendo, es difícil replicar. Sin embargo, para quienes creemos que es posible y necesaria una Patria Grande que nos cobije, no deja de angustiarnos y de preocupar que esta semilla de odio a la persona extranjera que se está sembrando, germine y contamine cual semilla de Monsanto los corazones y las mentes de la gente buena y acogedora, que es la con la que más me he encontrado en mi largo caminar en este maravilloso país.

Notas:

(1) 24 horas. “Mujer quemada. Venezolana fue atacada con ácido violada y acuchillada por peruano celoso”, video publicado por Quo Vadis Venezuela? el 13 de junio del 2018.

(2) Mano alzada “Situación de las madres migrantes en Perú”.

(3) Resolución N° 0161-2018-JNE, El Peruano, 9 de marzo del 2018.

Imagen: Diario Gestión.

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